Zapatero que levas las huellas poderosas
del símbolo de un pueblo pletórico de honores.
A sus montes y valles rellenaste de flores,
y el alma nos volcaste sobre todas las cosas.
Bendita tu herramienta y bendita tu mesa
y benditos los rasgos cansados de esas manos
de quienes se llamaron con orgullo artesanos
y que siendo bien pobres nos dieron su riqueza.
Hoy es tu lunes. Vívelo, que bien te lo mereces.
En la sangre hay angustia y en la sangre envejeces;
más eres como el símbolo que nunca pasa,
porque con tu alegría y tu porte sencillo,
tus pinzas, tus tenazas, tu lezna y tu martillo
ayudaste a dar forma de acero a nuestra raza.
Aníbal Peláez López.
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